La nave va
La invitación me llegó por correo ordinario y el viaje ofrecía placeres que solo la mente puede alcanzar. Empecé a pensar en el equipaje que utilizaría para tan singular travesía e inmediatamente, no sé por qué, pensé en la música. Pronto abandoné la idea de hacer una maleta convencional con la esperanza de que los demás pasajeros me surtieran de todo lo necesario, material y espiritualmente, a cambio de mis modestos servicios. Convencido de que nadie en la tripulación pediría el puesto de disc jockey, me fui a mi exigua discoteca y empecé a seleccionar el alimento sonoro con que amenizar nuestro barco de papel.
Antes que nada, intenté imaginarme el pelaje del pasaje. Conociendo el gusto de la tripulación de nuestra nave, intuí que sería variopinto y que habría que echar diversidad sonora en el fogón musical, por lo que decidí ser ecléctico y poco sectario.
En primer lugar había que diseñar un día ideal en esta travesía tan especial y adivinar los diferentes gustos de los viajeros, para que en el caso de tener que pedir prestado un artículo, un poema o un soneto, no me pusieran mala cara.
Intuí que no nos levantaríamos demasiado temprano, ya se sabe que la gente de las letras y la farándula no somos muy madrugadores, por diferentes o idénticos motivos. Así que pensé que el desayuno podrían servirlo de 9 a 10 y que la mejor música para esta colación debería ser clásica, para que el tránsito de las sábanas a la vida no resultara demasiado excesivo.
Desempolvé los éxitos de los últimos doscientos años y los metí en la maleta. Mozart, Satie, Beethoven, Falla, Haendel, Vivaldi, Ravel, Tchaikovski, Bach, Offenbach, Rossini, Verdi, Schubert, Brahms, Mendelsson, Dvorak, Mahler y algún otro, que amenizarán los huevos revueltos, el zumo de naranja y el primer café de la mañana.
En mi gimnasio me copiaron una cinta con lo último de lo mejor de la música para acompañar los ejercicios aeróbicos: Acid Jazz, Hip Hop, algo de Rock & Roll y algo de Dance music que sonará a medio día en la cubierta de proa, junto a la piscina, donde haremos una tabla, sencilla y eficaz, para mantenernos en forma: mens sana in corpore sano.
El almuerzo estará amenizado por la música de los mejores solistas y las grandes orquestas: Frank Sinatra, Duke Ellington, Quincy Jones, Ella Fitzgerald, Tony Bennet, Benny Goodman, Louis Armstrong, Ray Charles, Harry Connick Jr., Nat King Cole, Couont Basie…
Para aquellos que no quieran dormir la reparadora tradicional siesta sonarán en el salón de lectura de abordo las relajantes y neutras músicas de la nueva era, que también mezclan con el café o el té de sobremesa.
Para la media tarde seleccioné las mejores joyas de mi discoteca de pop, rock y soul… Springsteen, Clapton, Beatles, Rolling Stones, Ray Cooder, Eagles, Sting, Peter Gabriel, Aretha Franklin, Pearl Jam, Otis Redding, Sam & Dave, Elvis, Ben E. King, Pink Floyd, Sam Cook, Dilan, Hendrix, Little Richard, James Brown, Beach Boys, Doors, Green Day, B.B. King, Doobie Brothers, Randy Newman, Bob Marley, JJ Cale, Joe Cocker, Neil Young, Gino Vannelli, Tina Turner, Chuck Berry… la lista es interminable y muy ecléctica pero con estos maestros sonando por todo el barco recuperaremos el pulso y ánimo, y será una manera muy eficaz de recuperar, también, el apetito junto con el aperitivo antes de la cena.
Para la última comida del día llevaré discos de algunos de los mejores músicos de jazz de todos los tiempos. Mientras la nave navega por el mar del universo de Guttenberg y los pasajeros consumen su ración de sopa de letras, los inmortales Charlie Parker, Miles Davis, Billie Holiday, Chet Baker, Bill Evans, Sarah Vaughan, Dizzy Gillespie, Jimmy Smith, Sony Rollins, Thelonius Monk, John Coltrane, Chik Corea, John MacLauglin, Stan Gezt, Stanley Klarke, Gary Burton, Gene Krupa tocarán sus mejores melodías a la luz de las velas para amenizar la travesía.
La música será mi equipaje para este viaje a la imaginación. Cuando deje el dique seco, echaré de menos los apasionantes trabajos de muchos músicos de aquí y del otro lado del Atlántico, pero hay que evitar los agravios comparativos entre compañeros.
Miguel Ríos
Colaboran:
Joan Manuel Serrat Miguel Ríos Francisco Ruiz Noguera L. Alberto de Cuenca Felipe Benítez Reyes Juan Lamillar J.A. Garriga Vela Joaquín Sabina Luis García Montero Miguel de Palol Vicente Gallego José Hierro Enrique Brinkmann Eduardo Chillida Javier Mariscal Stefan von Reitwitz Teté Vargas Machuca Chema Lumbreras Eugenio Chicano G. Pérez Villalta Chema Cobos Lou Dubois Dámaso Ruano A. Jiménez Millán Sebastián Navas Antonio Jiménez Manolo Morales Aurora Luque Diego Santos Luis Muñoz Montse Gallego Antonio Soler Alfredo Taján Robert Harvey Francisco Aguilar Pablo García Baena Jorge Lindell J.M. Cabra de Luna L.A. de Villena José Antonio Diazdel Juan Carlos Laínez Rafael Ballesteros César Antonio Molina Jaime Siles Marcos Ricardo Barnatan Álvaro García Joan Margarit María Victoria Atencia Francisco Díaz de Castro Camilo de Ory Federico Mayor Zaragoza Manuel Carmona Esther Tusquets Manuel Montalbán Antonio Garrido Juan Cruz Titi Pedroche Miguel Gómez Patricio Hernández M. Vázquez Montalbán Lorenzo Saval Juan Bonilla Pere Rovira Víctor Ramírez Mario Gómez Francisco Fortuny Guillermo Busutil Juan Manuel Villalba Jesús Aguado Daniel García Florindo Javier Paxariño Luis Eduardo Aute María Navarro María Eloy García Esther Morillas José Baena Juan Carlos Rodríguez Román Gubern José García Velasco J.A. Mesa Toré J.L. González Vera Héctor Márquez M.Rodríguez Acosta Carmen Saval Prados Roberto Bolaño Raquel y Nuria Díaz J. García Gallego Isabel Escudero A. García Calvo Benjamín Prado Ignacio del Río Pepe Ponce Carlos Ramírez Rafael Inglada