EDITORIAL
Cualquiera que se atreva a estas alturas a hacer una edición sobre el pintor lo primero que tiene que entender es que nunca se podrá tener la última palabra sobre Picasso, un artista infinito que sigue aportando muchísimas claves al mundo contemporáneo.
Picasso fue un hombre que no tuvo límites y por tanto no tendrá nunca final.
No existe ni ha existido un creador con tantas publicaciones dedicadas a su persona. Picasso no se acaba nunca decía Josep Palau i Fabre.
Litoral le ha dedicado a Picasso varias ediciones y es difícil encontrar su ausencia en el interior de cualquier número de la revista.
El primer encuentro del artista con esta publicación fue en los años veinte del siglo pasado en el célebre y conocido homenaje a D. Luis de Góngora. Fue a finales de los años sesenta, en la cuarta etapa de la revista, cuando aparece el primer número dedicado íntegramente a Picasso. El pintor nos recompensó más tarde haciéndonos llegar de la mano de Rafael Alberti una serie de dibujos y dedicatorias que han sido, en algunos momentos, una bandera al viento en la trayectoria de la revista. En 1972, en su noventa cumpleaños, Litoral preparó una curiosa edición donde artistas y poetas le felicitaban con textos y poemas autógrafos. Diez años mas tarde le recordábamos en el centenario de su nacimiento.
El espectáculo de la obra de Picasso, escribía su amigo Jaime Sabartés, produce entusiasmo, cólera o turbación, porque va más allá de toda suposición.
Decíamos al anunciar este proyecto que en esta época de estímulos visuales, dominada por la tecnología, en un periodo histórico de violencia y vértigo permanente, Picasso irradia una fuerza fuera de lo común y sigue hablándonos como si se tratara de uno de nuestros contemporáneos.
Picasso es el hombre a quien vencer exclamaba Willem de Kooning.
Cincuenta años después de su muerte, todavía nadie lo ha conseguido.
Lorenzo Saval
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